dijous, 1 de setembre del 2011

Baraq

Todos o casi todos hemos escuchado alguna vez la historia del sitio de Sagunto en el siglo III a. C. Algunos, menos ya, conocerán las peripecias del estratega púnico Aníbal, considerado una de las mentes políticas y militares más grandes de la historia, al nivel de Alejandro Magno, Julio Cesar, Napoleón, el Gran Capitán… Con sus acciones estuvo a punto de conseguir que el mundo fuera muy distinto a como lo conocemos hoy. Quizás incluso nos suenen el nombre de Asdrúbal el bello, fundador de Cartagena, pero ya muy pocos conocerán la figura de Amílcar.
General y político cartaginés. En la primera guerra púnica lideró la resistencia a las tropas romanas con astucia y valentía, ganándose el respeto de sus soldados, de sus adversarios y la animadversión de sus iguales en el senado cartaginés. Salvó a su ciudad en la Guerra de los mercenarios de una revuelta de milicianos extranjeros, que llegaron a sitiar la misma Cartago, y conquisto para la república púnica gran parte de Iberia.
‘Hermano de Melkart’, es la traducción literal de su nombre. Además le fue otorgado en sus campañas en Sicilia un sobrenombre, Baraq. Él mismo lo incorporaría a su familia y luciría orgulloso, dando nombre a la más famosa dinastía púnica, los Barcidas. Su máximo esplendor llegaría con el mayor de sus ‘cachorros de león’, como Amílcar gustaba llamar a sus hijos, el ya mencionado Aníbal Barca.
Baraq, que por la mezcla de pueblos y lenguas que componían las huestes púnicas no tardo en derivar a Barca, significa a todos los efectos ‘rayo’ o ‘fulgor’. Según la mayoría de expertos, este sobrenombre, del cual aparte de la estirpe Barcida podrían derivar nombres tan conocidos como Barcelona (la cual además pudo fundar) le seria otorgado por la rapidez de sus acciones en guerra. Al contario de sus predecesores, sus movimientos siempre serian rápidos y sorprenderían al enemigo, al igual que un rayo. Sin embargo, otra de las posibles explicaciones, mucho más acorde según mi opinión y posiblemente complementaria a la anterior, seria que el sobrenombre de ‘el rayo’ vendría por la anticipación a las decisiones de sus adversarios, así como a llevar la iniciativa a través de sus acciones, mediante el trabajo, la dedicación y el sacrificio, sin esperar recompensa alguna más allá del deber cumplido por su posición. Y todo ello además a pesar de estar en franca inferioridad con sus rivales, tanto en el campo de batalla como en el senado cartaginés.
Al igual que el rayo deslumbra con su fulgor precediendo tanto al trueno como a la tormenta, él obtenía su ventaja y cimentaba sus victorias en la anticipación y la rapidez, ayudado por una inmejorable organización y disciplina.
Seria recomendable para dirigentes, empresarios y personas con poder de decisión el conocer su figura. Es más que recomendable para los miembros de la ejecutiva del PSPV-PSOE de Betxí así como para los componentes de su grupo municipal que recordaran y aprendieran de Amílcar, el rayo.

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