dilluns, 2 de juny del 2014

Primero entre los iguales.

Hoy más que nunca se hace necesaria una reflexión sobre si un estado moderno debe mantener una institución anacrónica y costosa, aparte de socialmente de dudosa moralidad, como es la monarquía.

No voy a perder el tiempo poniendo en duda la gracia divina o ni siquiera derecho de sangre o de conquista. La mera cita de estas características sólo dan fe de su irracionalidad. Podríamos ser revanchistas y recordar que si el rey reina, por gracia de la decisión de un dictador, no por la del pueblo soberano. Podríamos recordar teorías sobre el 23-F, amantes, escándalos acallados, asesinatos y homicidios... Por suerte y por que no podía ser de otra manera, no gobierna (aunque políticos y pelotas, además de incultos lo traten como si lo hiciera).

Tampoco vamos a pedir la guillotina, llegamos tarde y cuando pudimos decidir, preferimos la oscuridad borbonica a la luminosidad afrancesada. Por el contrario defenderemos que no hay mente racional y moderna que pueda entender los privilegios, las dádivas y los beneficios que la casa real tiene, mantiene y también disfruta en contra la mayoría de la población, y encima a su cargo. Y no sólo el rey, si no su familia y amigos, siempre proclives a la adulacion cuando no a la corrupción, véase el señor Urdangarin sin más señas. Porque mientras un presidente de la República es el primero entre sus iguales, y debe responder como todos ante la ley, un monarca se salta esta legalidad y raciocinio sólo por el mero hecho de serlo, sin ningún tipo de mérito ni de elección: tan sólo el hecho de haber sido concedido quién sabe bajo qué circunstancias.

Y por si esto fuera todo, la mera presencia de un monarca imbuye al capital y a los simples de un espíritu de corte y de servidumbre. No es de recibo que las empresas españolas o de cualquier lugar dependan del capricho de un amigo poco democrático para poder construir un tren aquí o un aeropuerto alla. Es un anacronismo medieval que sólo permite la injusticia y fomenta la desigualdad, cuando no la falta de moralidad.

¿Que méritos puede alegar el tal Felipe para tener carta blanca legal?, Un español puede ser juzgado si conduce borracho por ejemplo, pero el rey no ... serían tantas las injusticias que representa un monarca que solo podemos reclamar que en el siglo XXI no haya ninguno.

Partidos como PP y PSOE, sobre todo este último, hacen un flaco favor a nuestra sociedad con su conservadurismo. Seamos serios, nunca en una historia de intervenciones militares y extranjeras tuvimos tan fácil ser un país más justo y demostró ser una sociedad adulta y responsable:

¡VIVA LA III REPÚBLICA!