dimarts, 20 de maig del 2014

Votar el día 25.

El próximo día 25 se celebran las elecciones europeas, pero ¿realmente somos conscientes de lo que estamos votando?
La verdad es que si hacemos caso a los medios de comunicación, los políticos de los partidos mayoritarios o los comentarios generales, parece que en verdad este plebiscito corresponde con el ámbito nacional o incluso con el local en casos más extremos.

Cuales son los oscuros intereses por los que desconocemos los programas que se discuten y dirimen en estas elecciones es a priori un poco misterioso. Que pocos de los potenciales votantes sepan que por primera vez su voto representativo (para que las asambleas de elección directa son muy bonitas y representativas de los que a ellas acuden, pero poco prácticas cuando hablas de millones de personas) servirá para elegir al presidente de la Comisión Europea es solamente un muestra de lo lamentablemente poco que conocemos a nuestro estado común. Y seguramente lo poco que lo queremos conocer.

La verdad es que en un mundo cada vez más pequeño, donde sólo la unión puede darnos la fuerza contra los grandes intereses o multinacionales que recortan el paraíso que debería ser este mundo para el individuo, el poder potencial de las instituciones europeas es parte de nuestra única ezperanza. Decisiones sobre medio ambiente, legislación laboral, derechos humanos, educación, movilidad de seres humanos ... todas estas decisiones se pueden regular desde principios de izquierda si así lo deseamos gracias a la unión europea. Sólo una unión fuerte, con nuestro apoyo, critica, acción y esfuerzo nos permitirá cambiar cosas. Cualquier otra opción será más de lo mismo: una sociedad conservadora y opuesta a cambiar sus principios, anclada en sus privilegios y reticente a ualquier variación de la relación de fuerzas o simplemente el cambio. Y cambiar es de ididamente necesario, empezando por nosotros mismos.

Porque no debemos dejar que los conocidos euroescépticos (mayoritariamente postulados conservadores y de derechas con cierto tufo tanto nacionalista como xenófobo) que son en gran parte responsables de las actuales políticas impuestas desde Europa, con el beneplácito de nuestra omisión civica o falta de actuación (en este caso falta de voto activo) consigan destruir lo poco construido (programa Erasmus, justicia universal, sanidad, libertad de tránsito ...) en favor de lo que siempre desearon. ¿Como van a defender la construcción europea aquellos que nunca la desearon? Sólo la izquierda real, la que sin duda calificaran de radical tanto sus adversarios conservadores como aquellos que se identifique tan sólo en su nombre (no en sus ideas), la misma que cree en la internacionalización de la lucha y la reivindicación común de todos los iguales (de cualquier lugar de nacimiento si realmente defendemos posiciones de izquierdas) es capaz de, uniendo esfuerzos, llevarnos a una sociedad más justa, igualitaria y solidaria.

Y si preguntáis quién son estas fuerzas de izquierdas a las que deberíamos encaminar el voto, no es el motivo de esta entrada señalar ninguna dirección ni apostar a ninguna fuerza. Sólo recordar que hay que hacerlo. En esto consiste también ser ciudadano: decidir responsable y críticamente.