divendres, 29 de gener del 2016

Vieja Europa.

No es falsa la afirmación vieja Europa. Como una anciana decrépita, la anciana sociedad europea vive los achaques de la vejez, y por ello, sufre de desmemoria. No es ese mal una enfermedad fatal, ni tan siquiera dura para vivir el día a día, ya que se puede sobrevivir perfectamente con ella. Pero a la larga y en determinadas circunstancias, puede llevar al colapso del sistema, y a por ejemplo una caída. Y ahí, ante esa caída producida por esa degeneración propia de la ancianidad, el daño es ya considerable: puede ser fatal.
La vieja Europa es una anciana decrépita porque olvida muchas de sus raíces. Olvida su historia, su pasado más duro. Anclada y lastrada por sus raíces cristianas, que existen y aguardan siempre a la defensiva, olvida cualquier otra influencia, ya sea mediterránea, greco-latina, árabe o semítica. Todo en favor de un enaltecimiento caucásico, cuyas peores expresiones raciales todos recordamos. Disculpas por ser inexacto, sólo aquellos ilustrados en las tan denostadas humanidades durante su deambular por el sistema educativo lo conocerán. Los otros, criaturitas, tan solo podrán recurrir a la industria cinematográfica o a Internet, dos cunas de conocimiento independientes, libres de  influencias económicas y pueriles, en la mayoría de los casos, para el gran público. Pobre del que deba conocer el pasado oscuro de la Europa de las luces a través del cine, o de Internet. Solo la literatura, y no la comercial precisamente, puede encontrar vías de escape para dicha información.
Europa olvida las playas francesas atestadas de refugiados huyendo del fascismo español. Un fascismo que los gobiernos europeos permitieron como mal menor. Europa olvida los campos de concentración que sirvieron para el exterminio, ante la indiferencia general. Europa olvida la Guerra de Bosnia, y sus masacres indiscriminadas a escasos cientos de kilómetros de la civilizada vieja Europa que celebraba su nueva unión. Europa olvida el abandono de sus colonias a su propia suerte, eso sí, con continuas injerencias no fuera a ser que el progreso les haga sombra. Europa olvida el abuso contra pueblos oprimidos, mientras habla de libertad. Europa olvida el Telón de Acero, los muros que separaban hermanos, pueblos y ciudades. Europa, yendo más lejos, olvida sus guerras de religión, sus conflictos dinásticos, su historia de masacres, exiliados y refugiados...Europa olvida todo eso. Europa olvida su dignidad, sirviendo solo de perrito faldero al capital y al imperialismo.
Hoy, esa Europa decrépita que decía ser progresista, se cierra en sí misma. Como un anciano que se olvida de la alegría de vivir, de la solidaridad y de la diversidad, no sale a la calle. Se apaga la vieja Europa consumida desde dentro, por sus miedos y terrores. Quizás eso, el miedo, es lo que han olvidado los europeos. Amparados en el cruel terror que les provocan los atentados, olvidan lo que es el miedo de verdad. Por qué el terrorismo es un destello, un rayo que ilumina con su barbarie un momento determinado, pero la guerra es el miedo continuo, el día a día, la barbarie total. Y Europa olvida que una vez fue él quien estuvo en esa situación, y hubo países que acogieron, recibieron, ayudaron y sufrieron por ellos, con un alto coste humano. No lo necesitaban, pero era de derecho hacerlo. Si Europa olvida todo ello o solo piensa en el coste económico. Si presume de supremacía frente al que sufre. Si olvida la solidaridad, lo que la hizo grande, y lo que la hizo humana, Europa tiene un problema grave. Y puede necesitar una guerra que se lo recuerde, como el esclavo recordaba al general victorioso en su desfile triunfal que era humano.
Quizás sea cruel decir que la vieja Europa necesitaría vivir en sus carnes una guerra. No se le desea a nadie ese mal, ni a los peores enemigos. Pero si es cierto que si la vieja Europa sigue olvidando su historia, aprobando leyes injustas, levantando muros, pensando solo en cerrarse, expulsando refugiados al invierno y acampando en las playas en condiciones infrahumanas...quizás la vieja Europa acabe muriendo, y entonces, quizás, el juicio de Osiris no nos sea tan favorable para los europeos, visto lo visto. Si olvidamos lo que fuimos, hicimos y sufrimos, estamos condenados a repetirlo. Tiempo al tiempo para este anciano decrépito.