dijous, 17 de març del 2016

Trigésimo cuarto ciclo.


Nunca es agradable cumplir años, dicen, porque te haces viejo. Es este un sentimiento que nunca me importó demasiado, más bien al contrario. Al aumentar el cuentakilómetros de los días, aumentan las vivencias y la experiencia, y en teoría, también la sabiduría. Ese es un buen anhelo, una buena meta para alguien que siempre estuvo solo. Vivir o existir era el dilema por el que muchos autores pelearon y divagaron. ¿Qué es la vida? preguntaron los poetas. Y yo creía que vivir era eso, vivir. Con días buenos y días peores. Y vivir era sufrir y a veces, disfrutar.

Pero mi percepción cambió, curiosamente hace ahora un año. Ya es casualidad que el mes en que cumples años, que en el fondo es un invento humano, como el tiempo, ocurra algo. Hay once posibilidades más en un año, pero ocurrió en este. ¿Qué ocurrió? Fiestas dicen unos, regalos, dicen otros. Una pérdida de tiempo, comentan los cascarrabias. Innecesario, argumentan los falsamente modestos, pero ninguno sabe de qué hablo. Materialistas todos, ninguno obtuvo mi regalo. Ninguno alcanzó sin querer, lo más preciado.

¿Un regalo? Sí, pero algo mucho más valioso que cualquier bien. Un sentir, un querer, una alegría y también un llanto. Un esperar y sobretodo, un dar y recibir. Nunca me gusto mi cumpleaños, muchas cosas malas me pasaron en torno a esta fecha en el pasado, algunas pocas agradables y otras, que parecieron bonitas, fueron al final regalos envenenados. Solo uno vino para quedarse, porque supero a mi vida, y se convirtió en mi existencia. Fue, como mandan los poetas, inesperado, extraño, difícil, sorpresivo y todos los adjetivos que puedan darse en lengua castellana (esa que tan bien hablas) o en cualquier otro idioma para lo que nos ocurrió. Fue de locos, pero que delicia existir en dicha locura.
Por qué es locura despertar cada día a tu lado, tener una vida contigo, secarte las lágrimas, levantarnos cuando caemos, ver cómo me miras, mirarte con mis ojos, hacerte sonreír o llorar de risa. Intentar no hacerte llorar de tristeza y no enfadarte, aunque eso es más complicado a veces.

Tiempos difíciles vendrán, porque eso es la vida. Momentos dulces se sucederán con los amargos. Nos llevaremos muchos golpes, y también caeremos en algún colchón de plumas. Poco a poco conseguiremos nuestras metas, yo te ayudare en las tuyas, supongo que tú en las mías, porque no serán ni tuyas ni mías, serán nuestras. En eso consiste el viaje que empezamos hace un año por estas fechas. Justo en mi cumpleaños. Nunca me gusto esa fecha, nunca tuve nada que celebrar en la segunda quincena de marzo, pero ahora, gracias a ti, tengo algo por lo que merece la pena recordar.

Lucharemos contra viento y marea. Buscaremos nuestras metas con ahínco, y sobretodo, ser felices persiguiéndolas. Te perdonare por todo lo que tenga que perdonarte, y espero que no tengas que perdonarme por nada tú, pero si llega el caso, que lo hagas. Nadie dijo que fuera fácil, pero yo si digo, que será juntos. Todas las personas necesitan una causa para existir y no hacer de su existencia una mera huida hacia delante. Tiembla mundo, somos dos y nadie detendrá nuestra existencia.

Gracias por ser el mejor regalo cada día.