dimecres, 12 de maig del 2010

El escondite

-Míralos, ahí parados, llevaran por lo menos tres horas y no se mueven, con lo frío que esta el día, no me gustan sus pintas-

Obviamente no esperaba que Lale, mi gato contestara, simplemente me estaba mirando como si fuera el único ser vivo de la habitación, intente acariciarlo, pero huyo.

Habían pasado un día de la pelea en el instituto, cuando Tomas había amenazado con sacarme las tripas, y yo no pensaba dejar que lo hiciera. Aun recordaba cuando el abuelo me llevaba al pueblo a ver la matanza del cerdo y veía como se derramaban todas las tripas del pobre animal, y no dejaría que Tomas hiciera lo mismo conmigo. Había conseguido escapar y esconderme en la vieja fábrica y allí estaba mi fuerte, nadie conocía como yo el lugar y nadie nunca me encontraría en ese lugar, salvo mis padres. Debí quedarme dormido por que no recuerdo nada salvo que desperté en mi cama vestido aun, así que debieron encontrarme y llevarme a casa, menuda paliza me esperaba cuando me viera mi padre, si no me mataba tomas, sin duda lo haría el, tenia costumbre de usar el cinturón al igual que según decía su padre y su abuelo lo habían usado con el cuando hacia alguna trastada, y conocía demasiado bien el sabor de esa piel, pues no era ningún santo. Así pues, si tenia que escoger entre morir a manos de tomas o en la correa de mi padre, solo me quedaba la huida. Si no recordaba mal en mi anterior intento había llevado suficientes provisiones (dos paquetes de galletas, una cajita de chocolatinas y mi cantimplora de las excursiones con agua además del bocadillo del almuerzo) para empezar mi viaje y confiaba que al igual que en las aventuras de “los cinco”, siempre se encontraba quien ayudaba a un pobre chico.

Había gente en el salón, no armaban mucho jaleo pero sin duda estaba casi toda mi familia, el tío Juan y la tía Sofía, el tío Pedro, no se si mis primas estarían también, pero si quería tener éxito, debía darme prisa y moverme como una sombra, debería ir descalzo, pero curiosamente ya lo estaba, así que silenciosamente empecé a bajar las escaleras. El parqué crujía a mis pasos con un ruido que para mi era demasiado escandaloso, pero parecía que nadie se daba cuenta. La curiosidad me pudo e intente asomarme a la sala donde estaban reunidos todos, en ese lugar estaban todos muy serios y parecía que mi madre lloraba, sin duda la condena era firme y mi curiosidad me ponía en grave riesgo. Había también gente extraña, que no había visto demasiadas como una anciana que murmuraba palabras muy lentamente, la verdad es que daba escalofríos solo de oírla, y ya tenia bastante frío yo. Decidí seguir mi camino en las sombras y abandonar la casa, y en esas estaba cuando a mi prima Helena se le ocurrió salir de la sala, yo juraría que me vio y eso k fui rápido escondiéndome detrás de las cortinas del ventanal, pero solo quedo mirando las ventanas, como si un ligero movimiento le llamara la atención, me envalentone y saque la cabeza para hacerle un gesto de que guardara silencio, ya que teníamos casi la misma edad y a veces jugábamos juntos en su cuarto cuando nuestros padres iban a ver fútbol o jugar a las cartas, pero en ese momento justo giro la cabeza y salio dirigiéndose al baño mas cercano, yo creo que si que debió verme, pero no dijo nada, me llamo la atención que parecía que hubiera llorado y que estuviera muy triste, al menos podía confiar en que ella guardaría silencio, de momento.


Me acerque a la puerta de la calle y me sorprendió que la puerta estuviera abierta, al mirar hacia fuera vi. Que los curiosos que vi antes desde la ventana estaban dispuestos de espaldas a la puerta, nadie me miraba y al menos algo de fortuna me acompañaba en este intento de fuga. La noche era oscura en aquel miércoles de finales de enero, pero para mi sorpresa y pese a que no llevaba abrigo (si no recordaba mal, mi mejor chaqueta me esperaba en mi base secreta). Como estaba en fuga, y mis progenitores no tardarían a dar el aviso para que me buscaran, salte la verja del jardín y procedí a alejarme lo mas que pudiera de la casa, pero no fuera que algún vecino me viera y le diera por seguirme daría un rodeo cerca del parque, en ese lugar podría esconderme y asegurarme que era libre, libre por fin a los diez años.

Era una lastima, lo que había sido mi cárcel hasta hace unos pocos momentos había sido antaño un paraíso, donde reinaba y mi voluntad era la escuchada. Solo era pedir algo y todos se peleaban por cumplir mi deseo, pero hace tres años todo aquello cambio, un maldito día aquello tuvo la osadía de no solo interrumpir en mi territorio, si no dominarlo. Uno a uno toda mi familia fue cayendo bajo su influjo hasta dejarme de lado, y lo que antes era aplaudido ahora fue silenciado, y los actos que eran premiaos con las mas dulces golosinas pasaron a ser cinturones de cuero, quizás debiera haber huido antes del reino de ese que se hacia llamar mi hermano, pero que solo era un crápula perverso.

Al fin era historia, no lo querían mas a el, no contestaban a sus llamadas antes que a las mías, si me había convertido en una molestia, aun les hacia un favor. Pero lo pasado pasado esta, ya se arrepentirían, ahora mi única preocupación debía ser tomas, esa bestia era capaz de encontrarme y mientras estuviera en la calle seria vulnerable, así que debía esconderme hasta que se despejara el camino a mi bunker, en ese lugar seria invencible.

Me adentre en el parque escondiéndome en un matorral desde donde se veía toda la explanada de los columpios y la cancha de fútbol sala, en ese lugar había unos pocos niños, pero no jugaban, estaba como tristes y parados. Creí reconocer a Javi, el hijo de la estanquera, y a Manuel, un chico de mi clase, en ese momento llego tomas, lo cual me indujo a esconderme mas aun dentro el arbusto, puesto que las rama son me hacían daño, al contrario de lo que siempre sucedía, sin duda mi estado de libertad me hacia mas fuerte. Parecía que discutían, los demás gritaban a tomas que no debía decir eso de alguien que y no estaba, que era un mal tipo, no sabia de quien hablaban en un principio, pero después, lo advertí, ¡¡hablaban de mí!!

Desde la distancia no entendía bien sobre que hablaban, pero al parecer me recordaban como si me hubiera marchado para siempre, hasta Tomas hablaba bien de mi. Sin duda había subestimado a mis padres y mi fuga había sido ya no solo detectada, si no que alertaron a todo el barrio y también con ello a mis enemigos. Sin duda tomas pretendía prepararle una trampa por si sus buenas palabras me hacían descubrir mi posición, pero mas astuto era yo y les había cazado sin problemas.

Aguarde entre los arbustos hasta que se despejo un poco el parque, sin duda se habían marchado ya a casa. Serian sobre las siete de la tarde cuando me decidí a abandonar mi tenue camuflaje y buscar la seguridad de mi bunker, donde seria ya invulnerable. Me había percatado que mucha gente se dirigía en dirección a mi casa, todos uniformados de oscuro, ante lo cual no podía ser otra su función que las patrullas de búsqueda, sin duda pronto carteles con el “se busca” y mi imagen forrarían los muros del barrio, debía refugiarme antes de que me vieran. Aprovechando la ausencia de la luna me dirigí por un callejón que llevaba desde el parque hasta la esquina donde nada mas girar se veía ya la puerta de mi base secreta.

Transitando por el oscuro callejón un helado viento se levantaba a mi paso, removiendo periódicos viejos y basura, los perros aullaban acompañando mi paso en la distancia solo unos escasos gatos callejeros apartaban su atención de las sobras que consumían para fijar su extraña mirada en mi paso. La sensación de libertad me hacia insensible al frío o al viento, o eso creía, pero un temor crecía en mi, se hacia tarde, nunca había estado solo tan tarde por la calle y no había escuchado nunca nada bueno de estas horas, tenia que llegar a mi refugio ya, pero, algo me estremecía, y no sabia que era.

Lo supe antes de girar la esquina, una sensación de “dejavu” o un temor me estremeció, algo no encajaba, por un momento pensé que mis padres estarían en la esquina esperándome con el infame, pero era peor, la fábrica no estaba. En su lugar cascotes y escombros se amontonaban alrededor de una zanja o explanada misteriosamente abierta cerca de la verja, alrededor del muro del perímetro y por la abertura por donde solíamos entrar multitud de flores, postales y velas se agolpaban desorganizadamente, algo no encajaba.

Iba a acercarme a mirar las postales pero cuando me acercaba a las vallas que rodeaban la fabrica una luz de un coche me ilumino, no me vieron de milagro, debía ser una patrulla buscándome, me escondí tras un contenedor y me quede en ese lugar quieto, no tenia nada que hacer, mi refugio y mis provisiones se habían esfumado, estaba perdido, solo quedaba entregarme y ver que decidía mi padre sobre mi. Me dirigí a mi calle ya a pecho descubierto, pero algo ocurría, solo hacia que cruzarme con gente seria y triste, pero no me miraban, ¿que ocurría?, ¿acaso no me buscaban?, el miedo empezó a invadirme, ¿es que no me buscaban o acaso el infame había conseguido borrarme del todo del recuerdo de la gente? Seria eso, se lo había dejado en bandeja, pero ahora el hijo prodigo volvía a casa, ya vería ese.

Me dirigí envalentonado hacia mi calle, así con orgullo me entregaría a mi castigo, para dar ejemplo a mi hermanito, así lo hacia uno de los nuestros, pero la gente que se acumulaba enfrente a mi casa, que lejos de disminuir había aumentado, no se daba cuenta de mi presencia, ni siquiera Tomas se percato de mi presencia, todos miraban las flores en circulo que una furgoneta descargaba en la puerta del garaje, aquello no me gusto, empecé a gritar, pero nadie me hacia caso, me ignoraban, gritaba partiéndome el pecho pero nadie me miraba, me ignoraban, era horrible, entre en la casa gritando pero nadie me miraba, nadie me hacia caso, era como si no existiera, solo Lale se percato de mi presencia, me miraba y maullaba, ni mi prima Helena, ni mi tío ni nadie me hacia caso, si ese era su castigo me estaban asustando, mire a Lale a los ojos y el me comprendió enseguida, busca a mama, ¿donde esta? El gato subió hacia mi habitación, alli estaba, alli mi madre no me haría el vació, ella imposible, el gato raspaba la puerta de mi habitación, abr de golpe gritando, ¡mama perdóname!...




**********************************************************************


-vaya, el viento ha abierto la puerta-dijo el abogado de la familia
-tranquilo Luis, debe haber sido el gato-comento el padre
-el pobre Lale quiere también despedirse de Miguel, el pobre lo conoce de toda la vida.
-no dejes que se acerque al ataúd-comento el padre-bien, por donde íbamos Luis, entonces ¿no podemos demandar a la fabrica por el derrumbe? Donde esta la justicia, ese derrumbe se ha llevado a mi hijo.
-me temo que no señor, quien sabe que hacia Miguel en la fabrica, quien sabe.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada